sábado, 18 de diciembre de 2021

El vehiculo electrico descarbonizará el transporte

Una alternativa para frenar el calentamiento global  es normalizar el vehículo de cero emisiones  con un coche que sea barato, fácil de recargar y que permita llegar a donde queremos ir



En julio de 2021 la Unión Europea propuso que a partir de 2035 no se puedan vender vehículos de combustión. Esto implica que para ese año debería estar concluido en Europa todo el despliegue de puntos de recarga eléctrica cada 60 Km. Este cambio supone normalizar el vehículo de cero emisiones, pero también que sea accesible, barato, recargable, fácil de usar y que nos permita llegar a donde queremos ir. Para conseguirlo tendrán que implicarse muchas instancias: fabricantes, administración, industria y sociedad. Aunque también surgen ciertas incertidumbres como el suministro de baterías y el contar con la suficiente energía para alimentarlos.

Metas y plazos 
Hay unas metas a alcanzar y unos plazos que, si no se logran, el futuro se va a complicar mucho. Por ejemplo, hay temas que atañen a los responsables de nuestra ciudad, como la necesidad de que los edificios  cuenten con espacios para implantar dispositivos de carga eléctrica de vehículos, y otros como limitar el acceso a los vehículos más contaminantes y   facilitarlo a los coches más limpios para favorecer la transición hacia los vehículos sostenibles. Con estas medidas se pretende frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, dado que en las ciudades la mitad de la contaminación procede de turismos y de vehículos de distribución urbana de mercancías. 

En muchas capitales los ayuntamientos están favoreciendo la renovación de sus flotas obligando a que los vehículos municipales sean flotas limpias, cambiando los autobuses a gas o eléctricos, y promoviendo también la construcción de electrolineras en puntos estratégicos para que se puedan recargar los coches eléctricos. Pero aún queda bastante por hacer. La normativa comunitaria marca unos plazos para turismos y vehículos comerciales ligeros: en 2025 habrá que haber reducido los vehículos de combustión en un 15%, en 2030 la reducción deberá alcanzar el 37%, y en 2035 deberán haberse eliminado todos los vehículos que no sean de cero emisiones en el tubo de escape

¿Podremos cumplir? 
Partiendo de estas fechas y condiciones cabría preguntarse si podremos cumplir ; para contestar a esta pregunta hemos recabado diferentes opiniones. El presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), José L.Tafall, se posicionaba así en un encuentro-virtual de Movilidad Sostenible: 
“El sector del automóvil está poniendo todo el esfuerzo y toda la inversión, de forma que ya  el año pasado se produjeron en España 55.000 vehículos, y  la cuota de matriculación de turismos está ahora entre un 7%-8%, cuando por ejemplo en 2019 teníamos tan solo un 0,6% de cuota. Es decir,  el esfuerzo del mercado y del sector es importante. ¿Este ritmo es suficiente? ¿Es el que debemos llevar? La realidad es que no. Nos estamos quedando en el grupo de los países más atrasados de Europa respecto a la “cuota de penetración de mercado’”.  

Sería necesario acelerar este proceso, pero el problema no es por la falta de vehículos: tenemos todas las gamas, en todas las marcas, vehículos eléctricos e híbridos enchufables. Entonces ¿qué nos impide avanzar? Por un lado, está el acceso a la compra: el coste de adquisición del vehículo eléctrico es superior al de combustión. Esto cambiará con el tiempo, pero hoy por hoy es así.  Por otro lado, está la  seguridad de uso. Tenemos una infraestructura que aún es escasa y que hay que reforzar y aumentar de calidad. El 83% de los puntos tienen una potencia inferior a 22 kW. Hay que multiplicar por 30 el nivel actual de puntos de recarga, simplemente para poder cumplir el plan nacional integrado de energía y clima que envió el gobierno a Bruselas.

Escasez de infraestructuras
Uno de los mayores problemas es la incertidumbre sobre si dispondremos de suficiente infraestructura para recargar los vehículos eléctricos, por lo que se impone acelerar su construcción y puesta en servicio de una red suficiente. Sin embargo, la opinión pública ya asume que la transición hacia la electromovilidad es irreversible. Este año las ventas de vehículos electrificados han superado a las ventas de vehículos diésel en toda Europa. 

Carlos Bergera de Iberdrola, que también estuvo en el encuentro-virtual de Movilidad Sostenible, comentó que el problema del desarrollo de esta infraestructura no es tanto que no estén haciendo la inversión o que no quieran hacerla, sino que es muy difícil desarrollarla en España por los 
problemas administrativos a los que se enfrentan. Hay una verdadera yincana de permisos y licencias y se llega a tardar, en algunos casos, hasta 3 años desde que hay un acuerdo para instalar un punto de recarga hasta que el punto de recarga está operativo. La media suele ser de ocho a diez meses. Las administraciones públicas están tomando medidas pero hay que acelerar mucho más el proceso administrativo de la instalación de puntos de recarga.

Los fabricantes de vehículos
Ellos no dudan que van a estar listos en 2035, con una gama amplísima y a buen precio de vehículos cien por cien eléctricos, pero también tienen miedo a que baje la demanda. Si el país y las instalaciones no están listas para “el todo eléctrico” hasta 2035, podría ocurrir que el parque continuara envejeciendo. El sector del automóvil piensa que para la transición a la electromovilidad el hibrido enchufable es un elemento esencial, porque a pesar de que tiene una parte de vehículo de combustión,  en ciudad este coche funciona como cien por cien eléctrico. 

¿Qué están haciendo los fabricantes? Renault, que ya cuenta con más de 400.000 coches por Europa, en 2025 quiere que el 65% de sus coches sean electrificados y el 90% en 2030. Todas las firmas trabajan en nuevos modelos que sean cada vez más asequibles, para salvar la distancia respecto a los vehículos de combustión. Ramón Calderón, gerente de movilidad eléctrica de SEAT, considera que en poco más de 5 años el 80% de los modelos eléctricos podrán cargarse en tiempos inferiores a 10 minutos. 

Por otra parte, insisten en que se debería desplegar una red de recarga pública suficiente. España tiene 250 puntos de recarga por cada millón de habitantes frente a la media europea, que es de 600 puntos por millón de habitantes. Debido a esto la penetración del vehículo en España es del 7% y en Europa del 17%. Ramón Calderón dice que es fundamental agilizar los trámites administrativos de apertura de los puntos de recarga pública, especialmente de alta potencia. Comenta que hay más de 4.000 proyectos de puntos de recarga estancados en alguna fase de gestión administrativa

Las personas usuarias de estos vehículos 
En este proceso de transición a la electromovilidad el eslabón quizás más débil es quien compra estos vehículos, pues la regulación empieza en Europa, pero afecta a quienes lo usan  que se preguntan ¿cómo lo recargo?, ¿qué autonomía tiene y qué me voy a encontrar? Pero hace falta que los mensajes que lleguen lo hagan en forma de soluciones y no de problemas. 

A la vista de esto, parece que los vehículos híbridos enchufables son el paso puente, porque quitan el miedo a ¿qué sucede si nos quedamos sin batería?  gracias a que quien conduce sabe que puede seguir con su motor de combustión, al menos hasta que haya una infraestructura suficiente por todo el país. ¿Qué necesitan realmente? Pues recargar en tiempo de que disponen. Si vas de viaje por Badajoz quieres parar 15 minutos y no dos horas; si tienes una flota quieres cumplir con tu lista de entregas; y si tienes un taxi, quieres parar lo menos posible

Un componente imprescindible 
Sin embargo, nos olvidamos de lo más importante para que funcione el vehículo eléctrico: la fabricación de las baterías. La Comisión Europea, ya en 2019, advertía que la demanda de baterías aumentaría muy rápidamente por este tipo de coche. La UE tan solo fabrica el 3 % de las baterías, mientras que Asia hace el 85 %.  Europa ahora depende mayoritariamente de la importación, tanto de baterías como de las materias primas empleadas en su fabricación. Para resolver este problema se creó en Europa la Alianza Europea de Baterías.

Las materias primas que intervienen en su fabricación (litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito) sólo pueden conseguirse de un reducido número de países: 26. Además, las plantas de refinado y transformación de estas materias se encuentran concentradas en China, que domina la cadena de suministro de baterías de ion-litio.

Por el contrario, el desarrollo de la tecnología y las capacidades de reciclado de vanguardia a escala mundial son una oportunidad para Europa. Las baterías sostenibles, fabricadas con un abastecimiento responsable, con la menor huella de carbono posible y siguiendo un enfoque de economía circular, pueden ser el núcleo de la ventaja competitiva de la UE.  

De hecho, ya se cuenta con un consorcio que ha iniciado la construcción de una línea piloto en Suecia con apoyo del Banco Europeo de Inversiones. También se está invirtiendo en el desarrollo de baterías de ion-litio avanzadas, y posteriormente de ion-litio de estado sólido, cuya producción empezará en los próximos años. Para algunos grupos de materiales y de reciclado se están construyendo plantas en Polonia y Finlandia para producir materiales clave de estas baterías. 

Una cartografía de Europa revela que, pese al potencial geológico, la extracción de materias primas para baterías es limitada y se concentra en unos pocos países de Europa, que está por ver si están dispuestos a asumir los impactos de su extracción

Cómo lo alimentamos 
Visto todo el proceso, la siguiente pregunta es si, una vez desaparecidos los coches de combustión, contaremos con suficiente energía para alimentar a todos nuestros vehículos. El alimentar este nuevo coche va a entrar en competencia con los actuales usos corrientes que hacemos de la energía eléctrica, y si ahora producirla sin contaminación es un problema no menor, ¿qué pasará cuando también la consuman los coches?

Las energías renovables en estos momentos no dan todo lo que les pedimos, por lo que habrá que pensar cómo satisfacer esta nueva demanda. Aunque se han dado grandes pasos y se está acelerando la investigación e implantación de nuevas fuentes de energía sin CO2, la pregunta es si será posible, teniendo en cuenta los límites del planeta y los impactos que generará su producción en los distintos territorios.



luis sordo iglesias @sirgledo

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