martes, 26 de enero de 2021

El sistema financiero, dudas sobre su función


 ¿Para qué sirve el sistema financiero? Su funcionamiento actual, marcado por la especulación y la falta de controles, dista mucho de los objetivos con los que surgió


¿Estás contento con cómo te trata tu banco o caja de ahorros? ¿Cuándo tienes necesidad de financiar un proyecto o hacer frente a un gasto extraordinario, consigues que te den una respuesta razonable y justa a tus demandas? El sistema financiero se creó para captar ahorros y ponerlos a disposición de quienes querían desarrollar proyectos y actividades pero no disponían de liquidez. También, para movilizar recursos ociosos y gestionar los riesgos que conllevan estas transacciones. Sin embargo, ahora una buena parte del sistema financiero no se ocupa de estos quehaceres, sino que responde a movimientos especulativos. 

 El sistema financiero no orienta suficientemente el crédito hacia la inversión productiva y a la economía real, tal como recoge el informe anual de la UNCTAD. Este organismo indica la necesidad de reformar tanto a nivel nacional como mundial las políticas económicas para cambiar el funcionamiento del sistema bancario, para que se concedan más créditos para actividades productivas. También menciona que los bancos centrales tienen que contribuir activamente a estimular la inversión, respaldar la transformación de los plazos en el sistema bancario y obligar a los bancos a prestar más dinero para financiar la inversión productiva.. 

En la actualidad una gran parte del dinero desaparece de la economía productiva y 
recala en la economía especulativa, lo que dificulta el acceso al crédito de la actividad empresarial. Son las pymes especialmente las que sufren la situación, ya que en este entorno se mueven con desventaja. A pesar de las normativas de cobros y pagos, quienes primero incumplen la norma son las grandes empresas en contra de las pequeñas, con menor fuerza negociadora. Es habitual que las pymes no cobren antes de los cien días, agravando el problema de tesorería.

En busca de la rentabilidad
A partir de los años setenta, con el aumento de la inflación, los bancos tuvieron menos beneficios por los depósitos bancarios. La reacción fue dedicarse a hacer préstamos más rentables y arriesgados, buscando la rentabilidad en otras operaciones. Así, una parte de los fondos fue a parar al sector inmobiliario y a sectores especulativos donde se crearon burbujas económicas.

¿Pero, cómo funcionan estas actividades? La banca formalmente está divida en dos grandes ramas: banca de depósitos y banca de inversión, para ayudar a las empresas a conseguir inversores. Sin embargo, ambas ramas suelen estar adscritas a un mismo banco. Los bancos de inversión son gigantes financieros que actúan lejos de la economía real, no gestionan clientes minoristas sino grandes inversores o inversores institucionales, los denominados fondos de inversión. En Estados Unidos esta dualidad se mantuvo así desde 1933, cuando se aprobó la Ley Glass-Steagall, hasta que se derogó en 1999. Curiosamente, esta ley se hizo con el fin de reformar el sistema financiero y bancario, y justamente esta separación era una de las medidas para evitar que se repitiese una experiencia traumática como el crack del 29. Curioso lo que pasó en 2008. 


La hipótesis de la inestabilidad financiera de Minsky dice que cuando el optimismo alto y hay fondos suficientes disponibles para la inversión, los inversores prefieren pasar desde el extremo seguro de la cobertura al arriesgado final especulativo. Es decir, tratan de aumentar los rendimientos aumentando su endeudamiento y sacrificando su liquidez. Y esto es lo que ocurrió en 2008. También los bancos, a pesar de la imagen que tienen de mayor seriedad y de las regulaciones a las que están sujetos, participaron activamente en operaciones de riesgo. Desde 1999, disponían además de los depósitos para hacerlo. 

Especulación y mercados financieros
¿Y qué es la especulación? Por poner un ejemplo: normalmente puedo comprar una acción o una obligación como inversión para que así las empresas se puedan financiar y recibir dividendos o un tipo de interés cada año. Pero también puedo comprar una acción a un precio determinado esperando a que suba para después venderla al poco tiempo. En este último caso hablamos de especulación. Los operadores de los mercados compran y venden acciones y otros títulos para ganar con las variaciones de precios, sin que tengan interés alguno por la actividad «real». Con los sistemas informáticos modernos es posible comprar y vender cualquier producto financiero miles de veces en una hora.

La realidad es que, tal como dice Andrea Baranes, presidente de Fundación Cultural Responsabilidad Ética, en una sola semana circula más dinero en los mercados financieros que en un año entero en economía real. Esto ocurre con el 98% de los capitales que circulan en el mundo. Las finanzas han pasado de ser un medio a ser un fin en sí mismas. Un vuelco completo de las prioridades, en el que las finanzas ya no están al servicio de la economía real. Lo último es el mercado de derivados: comprar, vender o intercambiar cualquier cosa en una fecha futura, pero a un precio que se establece hoy. Se trata de una verdadera casa de apuestas. De hecho, en el tercer informe de las Finanzas Éticas y Sostenibles en Europa elaborado por Fiare Banca Ética se señala que la banca tradicional solamente dedica a la economía productiva el 40% de sus fondos y que el otro 60% va a la especulación. 

La revolución que supusieron las tecnologías de la información, que permitían a las diferentes bolsas trabajar entrelazadas entre sí las veinticuatro horas del día sin detenerse, ha debilitado el poder de los Estados frente a estos gigantes de las finanzas. Como afirmaba el ex ministro francés Raymond Barre, ahora el sistema financiero internacional no cuenta con medios institucionales propios para enfrentarse a esta globalización y la apertura general de los mercados. Joseph Huber, profesor de la Martin Luther University, explica que la financiación especulativa subió espectacularmente desde los años ochenta, superando varias veces el crecimiento de la economía real. Este fenómeno se debe tanto a las nuevas tecnologías como a la titulización, pero sobre todo a la creación de dinero bancario que se refinancia tan solo en una pequeña parte por la base monetaria del Banco Central. Este dinero bancario se puede crear libremente para todos los sectores de la economía, por los bancos, bancos centrales y bancos en la sombra, cumpliendo ciertos requisitos y reglas, pero básicamente en cualquier cantidad que se considere apropiada. Por tanto, el problema no es la falta de financiación de la economía real, sino el exceso de financiación de la economía especulativa. 

Un sistema sin controles
¿Cómo ha sido posible este fenómeno? Pues porque según Janet L. Yellen, presidenta y directora ejecutiva del Banco de la Reserva Federal de San Francisco y de la Reserva Federal, el sistema financiero se ha vuelto muy complejo y ha habido una gran desregulación, sobre todo desde los años ochenta. Todo ello hace que ahora sea muy difícil su control y saber qué consecuencias pueden tener determinadas decisiones. La supervisión actual es desigual y fragmentada, además de estar llena de lagunas. Deberían eliminarse esas lagunas y solapamientos y las instituciones de importancia sistémica –bancos, aseguradoras o fondos de inversión– deberían estar sujetos a la supervisión consolidada de una sola agencia. Otra deficiencia que apunta Janet L. Yellenes es que el actual sistema carece de un proceso legal para que los supervisores de conglomerados financieros acaben con las actividades de las empresas fallidas de manera ordenada. Es decir, un marco de resolución para liquidaciones de empresas de importancia sistémica. En esta misma línea, Arribas Haro, de la Agencia Tributaria de España, añade que “los mercados financieros en la mayor parte de los países están escasamente regulados, existiendo una liberalización de las operaciones transnacionales, con ausencia de controles de cambio o límites a las entradas y salidas de capital. Esta libertad financiera ha permitido que el capital, cualquiera que sea su origen, lícito o ilícito, se movilice desde cualquier lugar para ser invertido en cualquier país, generando un desarrollo considerable de las bolsas de valores y de los mercados de capitales”


 En definitiva, estamos ante un sistema financiero fuera de control. Por una parte, hay actividades de inversión cada vez más diferentes y el capital financiero viaja de un sector a otro a medida que se crean y explotan las burbujas especulativas. Podemos afirmar que el sistema financiero ya no cumple la función para la cual se creó: captar ahorros y proporcionar financiación para quien la necesita. En la actualidad, gran parte de su actividad corresponde a operaciones especulativas, mientras que el sufrido usuario cada año cuenta con menos alternativas donde resolver sus problemas de financiación. 

Afortunadamente, en el horizonte están surgiendo otras propuestas más justas y razonables como la banca ética o la neobanca, que se presentan como un tipo de instituciones más responsables, sostenibles, eficientes, y que están dispuestas a ayudar al cliente a resolver su financiación con seguridad, sencillez y transparencia. Habrá que estudiar sus propuestas de servicios porque tal vez sea el único camino que le queda al sufrido usuario, en tanto las distintas administraciones se deciden a robustecer la regulación financiera y establecer normas claras sobre su funcionamiento, tal como propone Janet L. Yellen. 



luis sordo iglesias @sirgledo